Primicia

Historia

Las primicias eran recogidas por los clérigos de las iglesias parroquiales, quienes, a su vez, las remitían a los obispados, donde correspondía a los obispos decidir acerca de su reparto. La cantidad que los fieles debían entregar por este concepto —inferior a la del diezmo— oscilaba entre una cuadragésima y una sexagésima parte del total de los frutos de la tierra, especialmente si se trataba de cereales, vino o aceite. Sin embargo, existían evidentes diferencias de criterio; así, en el sínodo celebrado en el obispado de Jaén en 1511, se dispuso la entrega de una doceava parte de las cosechas de cereales.

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