Desde Juan del Encina el teatro popular en España ha estado sembrado de piezas cantables. Hacia finales del s. XIX el género chico, el teatro por horas y las varietés habían dado lugar a la demanda, por parte de un público cada vez más socializado y liberado de prejuicios, de artistas femeninas que, además de cantar, resultasen atractivas y con glamour. Música popular. Portada de la revista quincenal El Arte del Teatro. Por esas fechas comenzaron a surgir teatrillos o salones (Actualidades, Rouge, Bleu, Japonés) que acogían el género varietinesco con una fórmula cada vez más libre. Las cantantes y bailarinas solían ser francesas y británicas, pero, a finales de 1900, el teatro japonés de la madrileña calle de Alcalá comenzó a contratar artistas españolas. Allí debutaron Pastora Imperio, Amalia Molina o La Fornarina. Las primeras provenían del flamenco y fueron evolucionando hacia la fórmula en auge, el couplet, mientras que a La Fornarina (Consuelo Vello)...