Enríquez

Introducción

Linaje patronímico del nombre Enrique adoptado por diversas líneas surgidas de las casas reales de Castilla y de Navarra por filiación ilegítima. A finales del s. XIV dicho apellido surgió, más que como derivación patronímica, como un deseo de acercamiento al nuevo rey Enrique II (1369-1379). La línea más extensa es la que se inició con el infante Fadrique (Sevilla, h. 1331-¿?, 1358), hijo natural de Alfonso XI y de Leonor de Guzmán y hermano gemelo de Enrique II de Castilla. Nombrado maestre de Santiago (1342), su participación en las luchas intestinas del reino hicieron que su hermanastro Pedro I ordenase su muerte. Esta familia aristocrática castellana ha pasado a la historia por haber ostentado durante tres siglos el cargo y título de almirante de Castilla, que le fue concedido a Alfonso Enríquez por el rey Enrique III el Doliente (1390-1406). Alfonso (Guadalcanal, Sevilla, 1354-Guadalupe, Cáceres, 1429), hijo natural del infante Fadrique y, por tanto, nieto de Alfonso XI, fue legitimado por su tío Enrique II y decidió adoptar el apellido Enríquez en su honor. Contrajo matrimonio con la ricahembra Juana Hurtado de Mendoza. Fruto de este matrimonio fueron Enrique Enríquez y de Ayala, que formó la rama de los Enríquez de Guzmán, condes de Alba de Liste, y Fadrique Enríquez y de Ayala (m. en 1473), segundo almirante de Castilla (1426-1464), quien ostentó además el título de conde de Melgar. Casó a su hija Juana Enríquez con Juan II de Aragón e intervino activamente en las luchas civiles castellanas. Formó parte de la oposición al influyente Álvaro de Luna y posteriormente se alió con la causa de su nieto Fernando y de la princesa Isabel, futuros Reyes Católicos. Los dominios familiares alcanzaban por entonces las comarcas próximas a Valladolid y tenían su plaza fuerte en Medina de Rioseco (Valladolid). Hijos de Fadrique fueron, además de Juana, Pedro Enríquez y de Quiñones, que formó la rama de los Enríquez de Ribera (que ocuparon el cargo de adelantados mayores de Andalucía); María Enríquez y de Quiñones, mujer de García Alvarez de Toledo, I duque de Alba; Aldonza Enríquez y de Quiñones, mujer de Joan Ramon Folc IV, I duque de Cardona; Enrique Enríquez y de Quiñones, señor de Baza (Granada), almirante de Sicilia (Italia) y comendador mayor de León de la Orden de Santiago y padre de María Enríquez y de Luna; y Alfonso Enríquez y de Quiñones (¿?, ¿?-Valladolid, 1485), tercer almirante de Castilla y II conde de Melgar. Al igual que su padre, Alfonso apoyó la causa de su sobrino Fernando; de él arrancó la línea familiar de los Enríquez de Cabrera. Hijos suyos fueron Fadrique y Fernando Enríquez y de Velasco. El primero (¿?, h. 1477-¿?, 1538) fue cuarto almirante de Castilla y acompañó a la princesa Juana la Loca a Flandes con ocasión de su enlace (1496) con Felipe el Hermoso. En el transcurso de la Guerra de las Comunidades se hizo cargo, junto con el condestable Iñigo de Velasco y Adriano de Utrecht, del gobierno de Castilla; en el ejercicio de su cargo destacó por su actitud conciliadora x moderada y por su labor como informador del emperador – quien por entonces se encontraba en Alemania–. Fernando (m. en 1542) fue quinto almirante de Castilla, IV conde de Melgar y I duque de Medina de Rioseco (1538). Hijos suyos fueron Alfonso Enríquez, abad de Valladolid, y Luis Enríquez y Girón (¿?, 1542-Valladolid, 1572), sexto almirante de Castilla, quien contrajo matrimonio con Ana II de Cabrera, heredera del linaje De los Cabrera. de esta unión nació su hijo y sucesor en el cargo Luis (¿?, 1572-Madrid, 1596), quien tomó los apellidos Enríquez de Cabrera y en 1554 acompañó al rey Felipe II (1556-1598) en su viaje a Inglaterra. El hijo de éste, del mismo nombre, fue el octavo almirante de Castilla; contrajo matrimonio con Victoria Colonna y murió en 1600. Sucesor suyo –y bisnieto, por tanto, de Luis Enríquez y Girón– fue Juan Alfonso Enríquez de Cabrera y Colonna (¿?, 1600-Madrid, 1647), duque de Medina de Rioseco, noveno almirante de Castilla y virrey de Sicilia y Nápoles (1644-1646). Destacado personaje de la Corte de Felipe IV (1621-1665), su afición al arte le llevó a ejercer una intensa actividad como mecenas y a formar una de las mejores colecciones europeas de pintura de su tiempo (parte de la cual quedó expuesta en la iglesia de San Pascual de Madrid). Su hijo Juan Gaspar Alonso (1647-1691), décimo almirante, intervino de forma destacada en las intrigas políticas acaecidas durante el reinado de Carlos II (1665-1700); inicialmente apoyó a la reina María Ana (o Mariana) ante la amenaza armada de Juan José de Austria (1669) y mostró su adhesión al valido Valenzuela, para finalmente tomar partido por Juan José, a quien ayudó a acceder al poder. Tras su destierro en Medina de Rioseco fue llamado de nuevo a la Corte (1679), donde estableció buenas relaciones con los embajadores imperiales y propició el enlace de Carlos II con Mariana de Neoburgo. Su hijo Juan Tomás Enríquez de Cabrera y de Toledo (1646-1705) fue el último poseedor del almirantazgo (que fue suprimido por Felipe V el 12-I-1726). En vida de su padre fue gobernador de Milán (1678-1686) y virrey de Cataluña (1687). Ocupó asimismo el cargo de caballerizo mayor en la Corte de Carlos II. Tras sufrir destierro (1699) Felipe V (1700-1746) le nombró embajador en Francia. No obstante, Juan Tomás huyó a Portugal, desde donde apoyó la causa del archiduque Carlos (futuro emperador Carlos VI). Los descendientes de éste mantuvieron el título de duques de Medina de Rioseco, que pasó a los duques de Osuna una vez extinguida la familia con María de la Almudena Enríquez de Cabrera y Enríquez de Almansa-Borja (m. en 1741), marquesa de Alcañices y de Oropesa y condesa de Módica.

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