Drama litúrgico

Recorrido histórico

Sus orígenes se sitúan hacia el año 1000. Surge a partir de determinados cantos tropados y sus principales manifestaciones se agrupan en torno a las dos celebraciones más importantes del calendario litúrgico: Navidad y Pascua. Entre sus primeros centros de difusión destacan los monasterios franceses de San Marcial de Limoges y de Fleury. En España se cultivó de forma especial en Cataluña, gracias a la implantación del rito romano a raíz de la fundación de la Marca Hispánica. Desde principios del s. IX Narbona pasó a ser la sede metropolitana de la que dependían las diócesis catalanas; en ello favoreció la adopción de la práctica del tropo y su posterior evolución en dramas cantados. Dada la ausencia de tropos en los cantos de la liturgia mozárabe, no se sabe de la existencia de dramas litúrgicos en el resto de la Península Ibérica hasta la abolición definitiva del rito en el año 1085. Salvo excepciones, su interpretación se mantuvo viva hasta el Concilio de Trento (1545-1563), que la prohibió.

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