Diócesis de Burgos

Historia

Fue erigida el 1-V-1075 con la restauración de la antigua diócesis de Oca, que existía desde el s. V y cuyo primer obispo conocido es Asterio, presente en el III Concilio de Toledo. Incluida en la provincia Tarraconensis en época visigoda, comprendía las poblaciones de Birovesca, Deobriga, Oca, Salionca, Segisama y Tricio, a las que se añadieron algunas villas cántabras y vasconas tras su conquista por Leovigildo en 570 y 581, respectivamente. Desintegrada a comienzos del s. VIII como consecuencia de las invasiones musulmanas, tras la reconquista de sus territorios la diócesis instaló su sede sucesivamente en Sasamón, Muñó y Valpuesta, donde se mantuvo durante más tiempo, hasta la restauración de la sede aucense en la segunda mitad del s. XI, en que por decisión de Sancho II de Castilla se instituyó la ciudad de Burgos como capitalidad definitiva de la antigua diócesis, adonde se trasladó el obispo Simón II tras la cesión efectuada por Alfonso VI y las infantas Elvira y Urraca de su palacio real. Posteriormente el obispado se instaló en la iglesia de Santa María de Gamonal, recibió una considerable dotación por la monarquía y amplió sus límites hacia el S., con la incorporación de localidades pertenecientes a las diócesis de Segovia y Osma, sufragáneas de Toledo, por lo que su arzobispo reclamó para su jurisdicción la totalidad del obispado de Burgos y su desvinculación de la sede metropolitana de Tarragona.

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